Si entrenamos la mente de manera constante, podremos cambiar
nuestras percepciones o actitudes mentales, y eso hará
cambiar nuestras vidas. Tomar una actitud mental positiva
significa disfrutar de la paz interior, aunque a nuestro
alrededor nos rodee la hostilidad. Por otro lado, si nuestra
actitud mental es más negativa influida por el miedo, la
sospecha, la desesperación o la autocompasión-, la felicidad
nos esquivará aun cuando estemos rodeados de nuestros
mejores amigos en un ambiente armónico y en un entorno
placentero. Así pues, la actitud mental resulta decisiva
para marcar la diferencia en nuestro estado de felicidad.
Creo que es un error esperar que nuestros problemas puedan
resolverse con dinero o bienes materiales. Resulta poco
realista pensar que algo positivo pueda surgir desde el
exterior y llegar hasta nosotros. No cabe duda de que
nuestra situación material es importante y que nos resulta
útil. Sin embargo, nuestras actitudes mentales, internas,
son tanto o más trascendentes para nuestra felicidad.
Debemos aprender a mantenernos alejados de una vida
rebosante de lujos, ya que representa un obstáculo para
nuestra práctica.
El Arte de la Compasión - Dalai Lama