sábado, octubre 21, 2006

Educación y adoctrinamiento partidocrático (de Rafael Rattia)

Educación y  adoctrinamiento partidocrático
AUTOR:
Rafael Rattia


Ciertamente, desde tiempos antiguos la educación ha estado asociada a las más
nobles prácticas de libertad individual y colectiva. Lo sola noción de
educación razonablemente nos remite siempre al fomento de valores morales
sustantivos en el educando tales como el valor de la tolerancia, la
coexistencia pacífica de las ideas, el respeto a la diversidad de criterios, la
crítica de las concepciones del mundo y de la vida mediante la argumentación
racional y coherentemente lógica de determinadas perspectivas de análisis. Uno
de los fines últimos de la educación consiste en estimular en el educando el
apego al valor ético del “respeto al derecho ajeno” –como visionariamente lo
atisbó el prócer mexicano Benito Juárez-. Así como la equidad social es
condición de posibilidad de la justicia, del mismo modo, la tolerancia de las
ideas ajenas es garantía de paz entre los ciudadanos iguales ante la ley. Esto
último no es nada nuevo; los griegos del siglo V (a.c) no
sólo lo sabían, lo practicaban rigurosa y sistemáticamente en sus
ciudades-estados.

La educación que fomenta el espíritu acrítico y la actitud pusilánime y
genuflexa del educando ante el Estado y la sociedad es una educación
profundamente reaccionaria, oscurantista y retrógrada. La educación que
estimula en el alumno la idolatría y el culto a la personalidad es –que nadie
lo dude- una educación para la guerra y el odio fratricida entre connacionales.
La antítesis de un espíritu analítico y reflexivo (crítico) es el alma
adoctrinada por una pedagogía unidimensional y unilateralista. El verdadero
espíritu democrático es consubstancial con los valores inhipotecables de la
pluralidad de opiniones y puntos de vista que debe caracterizar el libre
ejercicio de la vida pública en libertad. Por supuesto que estamos viviendo en
Venezuela un descalabrante proceso de inculcación de una axiología ortodoxa y
rígidamente manualesca legataria de las visiones políticas y culturales más
atrasadas que se hayan podido intentar implantar en el sistema educativo
venezolano.


La simiesca y primitiva idea de forjar “un nuevo republicano” mentalizado
pavlovianamente como un lorito repetidor de cuatro o cinco consignas de
raigambre marxista-leninista mezcladas acríticamente con rudimentos
descontextualizados de pensamientos de nuestro Libertador crea,
paradójicamente, las condiciones subjetivas en el educando para un eventual
surgimiento de legiones de jóvenes autómatas con comportamientos y conductas
zombies, sin autonomía epistemológica ni independencia criteriológica para
discernir y asumir responsabilidades públicas de índole cívicas y
democráticas. Porque no hay duda que una “educación” uniformizante y
homogeneizadora donde la cosmovisión del mundo y de la vida cotidiana es
juzgada a través de una tabula rassa (verbigracia, el anacronismo teórico del
marxismo-leninismo-pensamiento Mao Tse Tung) es cualquier cosa excepto una
educación para la vida y la felicidad humana.